Hola lectores. Para sobrellevar la cuarentena que nos toca
hacer, les traigo una nueva reseña: El Principito de Antoine de Saint-Exupéry.
Título: El Principito
Autor: Antoine de Saint-Exupéry
Editorial: Ediciones Brontes
Páginas: 125
Año de publicación: 1943 Original / 2017 Ed. Brontes
ISBN: 9788415605522
Calificación: 12/12
El clásico del francés Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944), lo leí hace muchos, muchos años. Hace poco, Mundos de lecturas y El mundo de Saysa propusieron una lectura conjunta. Me uní a la misma con la idea de hacer una relectura después de tanto tiempo, para ver si aún el libro mantenía esa magia con que le recuerdo. ¡Y vaya sorpresa que me llevé! No sólo mantiene la magia sino que fue todo un nuevo redescubrimiento.
La trama de El Principito gira entorno de un niño que vive en un lejano planeta, junto a una rosa y tres volcanes. Un día decide abandonarlo y a su apreciada rosa, para conocer otros planetas y sus habitantes. Será así que llega hasta el planeta Tierra, donde conocerá a un aviador con quién mantendrá durante ocho días una serie de charlas. Luego de su estadía en la Tierra, volverá a su planeta.
“No se ve bien sino con el corazón, pues lo esencial es invisible a los ojos.”
Ésta frase, que es la más conocida del libro, no sólo puede
servir como resumen del mismo –que es lo que mucha veces se hace– sino que
también puede aplicar para si mismo. Mucho se ha dicho sobre que se haya
clasificado como literatura infantil y el verdadero mensaje que desea
transmitir la obra. Desde mi punto y coincidiendo con las organizadoras de la
lectura conjunta, aunque puede ser leído por niños, el destinatario son los
adultos. También coincidimos en que la interpretación del texto, es infinita
como lectores que la lean, ya que cada uno, le dará su propia mirada. A su vez,
ésta varía con el transcurso de la vida. Porque no es lo mismo leerlo en la
adolescencia que siendo adulto. Desde la mirada adulta, con más de treinta y
cinco años, es que quiero darle mi opinión que me dejó el libro.
El Principito es
un reencuentro con ese niño interno que todos tenemos, y que con el paso del
tiempo, lo hemos dejado de lado para sumergirnos a sabiendas u obligados, en la
vida adulta. Preocupándonos por “cosas serias” y que son bien vistas por el
resto de la sociedad. Una carrera, el mejor coche, la casa con el jardín mas
grande, saber de política, economía, etc, etc. ¿Todo eso es necesario?
¿Pasaremos toda una vida acumulando estrellas sólo para tener más estrellas,
como el hombre de negocios? ¿O sólo trabajaremos sin parar como el farolero? Quizás
que con la rosa y los tres volcanes, al igual que el pequeño niño de cabellos
dorados, somos felices.
Pero ese viaje que hace el principito, abarca mucho más que
decirnos que debemos reconciliar con nuestro niño interno, recordar lo que nos
hace bien y que no todo es trabajar o acumular cosas. También nos habla de las
relaciones interpersonales, como son los amigos y las amorosas. Lo importantes
que son en nuestras vidas, valorarles y cuidarles. A su vez, darnos cuenta ante
una relación tóxica. Porque las apariencias, muchas veces, no son lo que
aparentan. Por último, El Principito
nos hace ver como nos vinculamos con la muerte y las perdidas. Dando un bálsamo
para aquellos no saben como afrontar una perdida reciente.
Sin dudas, releer El
Principito de adulto, cambia toda interpretación y significado del libro,
como mencione al inicio. Calificar con un número una lectura tan movilizadora,
como lo fue ésta, no sería adecuado pero faltaría al estilo del blog: 5
estrellas sobre 5 o un 12 sobre 12 en la escala Rusito.
Desde aquí, nuevamente un gracias enorme para Saysa y Nieves
por organizar la lectura conjunta.
¿Han leído El
Principito? ¿Qué les pareció? ¿Qué mensaje les dejo? Espero sus respuestas
en los comentarios. Hasta el próximo posteo queridos lectores. Saludos.
